Bueno, les cuento como ocurrió todo! Yo había hablado con la secretaria de Javier (el médico) y habíamos quedado en que la llamaba alrededor del 20 de este mes para fijar la fecha de mi lipo sobre el 3 ó 4 de agosto. Cuando la llamé me dijo que el médico se iba a EEUU y no regresaría hasta el 15, por lo que en un acto de coraje decidí hacérmela al día siguiente a la 4 de la tarde.
Por la mañana me hice las fotos a pedido de Conchi y la verdad es que me dio un bajón terrible verlas. En general no me veo de atrás ni de cuerpo entero… siempre que puedo evito hacerlo… y las fotos se veían terribles! Almorcé (el médico me había dicho que lo hiciera) y me fui a la clínica con mi esposo. La secretaria me dio a tomar una pastilla para relajarme. Ya dentro el médico me tomó más fotos y me dibujó. Me liposuccionaría sólo la espalda pero como él es muy meticuloso (cosa que se agradece mucho) también todo lo de los alrededores (michelines de atrás, debajo de las axilas, costadito de los pechos…). Me tumbé boca abajo en la camilla, me pinchó la anestesia local y a partir de allí comenzaría mi sufrimiento! Juassssss. Yo le dije que hiciera todos los agujeritos que necesitara hacer pero que me sacara todo lo que pudiera. Toda la succión duró unas cuatro horas y media aproximadamente. Como yo me quejé varias veces (soy muy susceptible al dolor) me pinchó en el brazo dos veces un sedante o algo similar, pero yo no me dormía del todo…creo. Luego me ayudaron al incorporarme y fue cuando dije que iba a vomitar y vomité todito lo que había comido. Estaba como atontada, no podía abrir casi los ojos y tenía una sensación de malestar general espantosa. Me dijo el médico que era el efecto de lo que me había pinchado y que se me iría en más o menos media hora. Llegué a casa tambaleándome de un lado al otro y me tiré en la cama “a morir” juassss, me sentía tan mal que creí que ese era el fin! Para mi sorpresa transcurridos unos 20 minutos se me pasó totalmente esa sensación y estaba normal del estómago y espabilada como si recién me hubiera levantado. A pesar de ello no pude dormir en casi toda la noche porque la faja me apretaba y además porque necesitaba ir al baño muy seguido y me encontraba tipo “tortuga”: cuando estaba boca arriba no podía darme vuelta sola y tenía que despertar a mi marido y lo mismo cuando me ponía boca abajo. A las 7 de la mañana me despertó mi esposo para que tomara el antibiótico y el analgésico y me tuve que levantar porque él estaría en el trabajo hasta las 18 y yo no puedo bajarme de la cama sola, por el dolor y porque no tengo fuerza en el tronco. Y desde ese momento hasta ahora estoy del sofá a la silla del ordenador…aunque eso también me da mucho trabajo por lo que no sé cómo voy a hacer mañana para ir a trabajar!